martes, 13 de diciembre de 2011

LA IMPRENTA, PARTE DE NUESTRA HISTORIA





La imprenta es un método mecánico de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta, generalmente oleosa, sobre unas piezas metálicas (tipos) para transferirla al papel por presión. Aunque comenzó como un método artesanal, supuso la primera revolución cultural.

El concepto de impresión es más amplio pues supone la evolución de diversas tecnologías que hoy hacen posible hacerlo mediante múltiples métodos de impresión y reproducción. Como la flexografía, la serigrafía, el Huecograbado, el alto grabado, la fotografía electrolítica, la fotolitografía, la litografía, la impresión offset, la xerografía y los métodos digitales actuales.

Sutra del Diamante, hallado en la cueva de Dunhuang (China). Es el documento impreso de fecha conocida más antiguo que se conserva. Fue realizado el 11 de mayo del año 868.[]

Ya los romanos tuvieron sellos que imprimían inscripciones sobre objetos de arcilla alrededor del año 430 a. C. y el 440 a. C. Entre 1041 y 1048, Bì Shēng inventó en China —donde ya existía un tipo de papel de arroz el primer sistema de imprenta de tipos móviles, a base de complejas piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos; esto constituía un complejo procedimiento por la inmensa cantidad de caracteres que hacían falta para la escritura china. En 1234 artesanos del reino de Koryo (actual Corea), conocedores de los avances chinos con los tipos móviles, crearon un juego de tipos que se anticipó a la imprenta moderna.[] Sin embargo, la imprenta moderna no se creó hasta el año 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg.

En Europa, muchas personas y poblaciones pretendieron ser parte de este arte; aunque las opiniones apuntan a que fue el alemán Johannes Gutenberg, por las ideas que tenía y la iniciativa de unirse a un equipo de impresores, lo que lo apoya como el inventor de la tipografía. Existe documentación subsecuente que le atribuye la invención aunque, curiosamente, no consta el nombre de Gutenberg en ningún impreso conocido.

La primera imprenta en América fue establecida en 1539, en la capital de la Nueva España, a pocos años de la conquista de Tenochtitlán. Dichas gestiones para su establecimiento fueron realizadas por el obispo fray Juan de Zumárraga y el virrey don Antonio de Mendoza.

En el desarrollo y evolución de la imprenta la Iglesia jugó un papel muy importante y a la vez contradictorio pues mientras a través de la Inquisición se prohibía la circulación de determinadas obras, obispos y misioneros promovían la introducción de la imprenta en el Nuevo Mundo y la edición de libros para evangelizar a los indios, como biblias, misales y otros textos religiosos.

Otras razones poderosas para introducir la imprenta en el México fueron la necesidad de imprimir trabajos burocráticos de la colonia española así como impresos educacionales.

Estos acontecimientos ayudan, a entender y explicar el fenómeno de la imposición de los valores hispánicos sobre la población indígena y la transculturación europea, lo cual aclara el proceso formativo de la cultura en México.

Juan Pablos de Bresca, Italia, fue quien estableció la primera imprenta en México, con su oficial, Gil Barbero, y un ayudante en la llamada "Casa de las Campanas", en la esquina de las actuales calles de Moneda y Lic. Verdad, como representante de Juan Cromberger, impresor alemán radicado en Sevilla. Cromberger había obtenido el privilegio y la merced de Carlos V de ser el único autorizado para imprimir y vender libros en estas tierras. El 12 de junio de 1539 Juan Pablos firmó un contrato. con Juan Cromberger para trabajar la imprenta, el cual establecía, entre otras cosas, que las ediciones salidas de las prensas de la Nueva España ostentarían la leyenda "en casa de Juan Cromberger" durante diez años, lo que explica la ausencia del nombre de Juan Pablos en su primeras ediciones y, sólo hasta 1546, ya muerto Cromberger (1540), tras varias gestiones, estampa su nombre en los libros que edita. Concluido su contrato con Cromberger, Juan Pablos solicitó y obtuvo del Virrey de Mendoza el privilegio exclusivo para imprimir en la Nueva España.

A finales del siglo XIX, se perfeccionó el proceso, gracias a la invención en 1885 de la linotipia, por Ottmar Mergenthaler.

Pocos inventos han tenido la influencia en el ser humano como la creación de la imprenta, ese antiguo arte que, si va unido a una obra en labor del tipógrafo y a la obra escrita de un buen autor, proporciona una obra de arte completa, lista para conmover en belleza literaria y estética tipográfica al lector, el fin primero y último de la imprenta.


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